Muchas veces caemos en discusiones con nuestra pareja respecto de quien o cómo debe realizar las tareas de limpieza del hogar, orden en casa, etc..
Te mostramos algunas de los temas mas recurrentes en este tipo de situaciones y algunos consejos para solucionarlos de forma amistosa e incluso divertida.
- ¿Quién hace qué? Actualmente se suele dar el caso que ambos miembros trabajan fuera de casa con lo que es difícil prestarle la dedicación a la limpieza y el orden en el hogar que nuestra casa merece. Muchas veces estas tareas recaen sobre uno sólo de los miembros con lo que se sobrecarga de tareas y responsabilidades y hace que se creen situaciones de tensión. Para evitarlo se debe consensuar un reparto de las tareas entre los miembros del hogar del tipo yo friego/tu secas en los que ambos puedan elegir las acciones con las que más cómodos se sientan pero también respetando una equidad en los tiempos y responsabilidades de cada uno. Es recomendable hacer un cuadrante de tareas semanales con su responsable para que podamos marcar lo que vamos completando. Vereis como al final de la semana ambos os sentís orgullosos de los resultados. La pareja habrá ganado en colaboración y la casa en orden y limpieza.
- Un campo de batalla. Es muy común que uno de los miembros de la pareja asuma la recogida de enseres y ropa de toda la casa. Esta situación provoca el efecto de sobrecargar de tareas pero sobre todo el hábito de dejar ropa y otros objetos por parte de uno de los miembros en cualquier lugar sin preocuparse del esfuerzo que le supone al otro la recogida de los mismos. Sin duda esta situación es una de las principales fuentes de discusiones sobre las tareas de limpieza del hogar y provoca enfados innecesarios. Para abordar el problema lo mejor es hablar abiertamente sobre el problema. Te sugerimos una táctica para cambiar los hábitos de tu pareja basada en el juego. Propón un sistema de puntuaciones por cada prenda/objeto que se coloque en su lugar apropiado (cesto de la ropa sucia, habitación, etc.) de manera que al final de la semana habiendo alcanzado una determinada puntuación tu pareja obtenga un premio (su postre preferido, ir a cenar a un restaurante o una velada romántica) verás como en poco tiempo consigues que tu pareja adquiera el hábito de ordenar y hacerse responsable de esta parte de las tareas domésticas sin mucho esfuerzo y de una manera divertida.
- Hoy cocino yo. Es muy común la figura del cocinero eventual. Aquel que el fin de semana decide sorprendernos con su «especialidad» o que en una comida con amigos o familia se «destape» con el consabido «hoy cocino yo». Genial solemos pensar ante la propuesta, pero la verdad es que ese ofrecimiento puede convertirse en un regalo envenenado. La mayoría de las veces la falta de costumbre ante los fogones o el intento de hacer platos espectaculares dan como resultado (además de una deliciosa comida) una auténtica pesadilla en la cocina que se transforma en más tareas y que desemboca en agrias discusiones sobre quien debe arreglar el desaguisado en forma de cacharros por todas partes. Para evitar esta situación sin renunciar a las habilidades culinarias de nuestra pareja lo mejor es utilizar un poco de psicología. Haz referencia a los tan de moda programas de televisión en que los concursante se afanan por preparar platos en un determinado tiempo e incluye en el reto dejar la cocina recogida. Si lo consigue no olvides alabar no solo la excelencia del plato si no la corrección en la limpieza de la cocina. Con esto reforzarás su autoestima y seguro que consigues que cocine más a menudo y todo ello dejando la cocina recogida.
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